Un misterioso caballero de la república de La Veda al que le apasionaban dos cosas: la libertad y enfrentarse a adversarios poderosos. La segunda vez que luchó contra
Melchio, él y sus compañeros tenían ventaja hasta que una luz celestial resucitó al enemigo y cambiaron las tornas. Todos quedaron impávidos excepto
Michele, que dijo que nunca había visto nada tan feo como la desesperación en el rostro de Lodin y se lanzó contra el enemigo. Dicen que gracias a esas palabras Lodin encontró la fuerza para seguir luchando.